jueves, 10 de septiembre de 2009

Las yemas de los dedos heridas,
dedos envueltos en rojizo limo,
boca llena de uñas; seca, amarga, salada.
Los labios se humedecen con el rojo.

Habitación ordenada,
cambio de luces; de noche, de tarde, de mañana
el aire va, y vuelve lentamente.
Sólo el refrigerador en el silencio.

Ojos estáticos, a veces secos, a veces húmedos
horas estás de pie, horas con las rodillas al suelo.

Ya no duermes; apagas la luz y miras la obscuridad extinguirse.
Te levantas de cama, el astro de la mañana.

las uñas crecen un poco
lo rojo se ha vuelto marrón
los párpados semi-pegados
las pupilas otra vez estáticas.

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