sábado, 10 de julio de 2010

καιρός ποδου

Miré tus pies sólo un momento. Pies columbinos, uñas a manera de ornamentos.

Imagen sublime que tensaba mis músculos y proporcionaba más aire a mis pulmones.

Deseo
Satisfacción
Fantasía.

Tu obscuridad inconsciente. Mi obscuridad.

Con temor, lento y desesperado, acercaba hacia tus pies mis inseguras manos que, parecían jamás llegar a su objetivo. Era una imposibilidad que yo creaba.

Al fin! Mis yemas tibias rosaron la planta de tu pie. Y ahí, la piel era suave, muy delgada; y tenía la misma temperatura que mis manos.

Deslicé, apenas tocando tu planta, mis yemas titubeantes. Doloroso placer.

La sangre fluyó más rápido y mis pulmones tan grandes que llegaban hasta el estomago.

Suavidad y la idea de tocar la alba piel siempre abajo, siempre cercana al suelo.

Intenso goce que deseaba recordar y así prolongarlo.

Cada milímetro recorrido de tus pies fue un instante que se dilató en la gloriosa sensación que mis yemas proporcionaba a mi mente. Y mi mente, que, recordaba la imagen divina...

Me atreví y el placer aumentó. Rocé tu dedo meñique. Dejé de respirar. Músculos endurecidos y una tensión extraordinaria en los mismos.

Lo repetí. Y esta vez acaricié detalladamente tu hermoso meñique. Suave, pequeño, delicado. Y la yema de mi dedo anular se regocijó con tu uña delgada y filosa.

Me lancé sobre tus demás dedos, y también eran suaves y el goce aumentó. La irrigación de sangre y mi respiración aceleró. Tragaba mi saliva y mis pulmones ya eran tan grades que el aire se acababa.

La planta de tu pie, suave.

Tus dedos, atildados, de uñas, delgadas, filosas, lisas.

Efectuación, pragmático deseo.

Tu bello pie, en tu obscuridad, en la mía.

Mi goce, tu descanso.


Te agradezco el placer que ignoras. Tal vez, si lo supieras, también agradecerías. No lo sé y no lo sabré.

Pies francos. Instantes de místico placer.

No hay comentarios: