sábado, 8 de septiembre de 2012

Del porqué no me comunico frecuentemente.

En realidad, yo no hablo, ni platico, ni escribo. Yo divago.
Me gusta errar en el lenguaje. O sólo sé vagar en él.
Tardo semanas y hasta meses en leer unas páginas de libros que jamás acabo.
Yo merodeo entre las las letras: sus formas, sus sonidos...
Deambulo entre la tinta y los espacios blancos;
entre las palabras: las pronuncio, las imagino, las recorro.
Por estas y otras razones no hablo ni escribo mucho, sino divago.

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